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domingo, 7 de septiembre de 2014

Uno de los concursantes más jóvenes del programa Cuestión de peso, que se emite por la Red Uno de Bolivia,

Podía tomarse una gaseosa de dos litros, como se dice, ‘en una sentada’. A sus 19 años, Luis Daniel Zabala Moreno decidió que debía bajar de peso y recomenzar su vida. Uno de los concursantes más jóvenes del programa Cuestión de peso, que se emite por la Red Uno de Bolivia, cuenta que no fue difícil bajar 54 kilos en menos de seis meses porque la terapia grupal le ayudó a superar hasta sus temores sicológicos. Él pesaba 130 kilos y hoy luce una figura de 76 kilos.

Confiesa que a raíz de un accidente en 2009 con el calefón en su casa, donde su madre, Sandra Moreno, se quemó parte de la cara y el cuerpo, sintió ira y comenzó a guardar sus sentimientos por no haberlo evitado. “Sentía culpa de lo que había pasado y comencé a comer y comer, no salía de la casa, me la pasaba sentado en mi escritorio, jugando en la computadora, y mi carácter se volvió intolerable”, cuenta ahora que luce un cuerpo más saludable.

Recuerda que cuando era niño, si alguien le decía ‘gordo’ él reaccionaba violentamente y lo golpeaba. “Pero llegó un momento, luego del accidente de mi madre, que si me lo decían, lo aceptaba, no decía nada porque era mi realidad, me acostumbré a ser gordo”, relata.

Intentó de todo, desde tabletas chinas hasta un sinfín de dietas como la de la luna, la de la sopa, jugos, frutas y siempre con el mismo resultado. Bajaba unos 10 kilos pero al poco tiempo los volvía a subir.

Incluso en el deporte buscó refugio. Comenzó a practicar boxeo, en parte para desahogar la ira que sentía, llegando a bajar 30 kilos, pero se lesionó la mano y lo dejó. Esos kilos perdidos volvieron a reaparecer.

Al igual que Luis, Carla Revollo (21), otra de las concursantes del programa, la soledad ocasionó que aumente de peso hasta llegar a los 110 kilos. Hoy, con un régimen estricto de alimentación, ejercicios y apoyo sicológico, ha logrado llegar a los 68 kilos. “Intenté muchas veces bajar de peso, pero lo máximo que llegué a adelgazar fueron 13 kilos y los volví a aumentar”, cuenta.

Las historias pueden ser muchas, pero estos casos como otros que presentamos más adelante, demuestran que sí se puede conseguir llegar a un peso saludable, sin recurrir a cirugías de alto riesgo, a dietas extremas donde se anteponga la belleza a la salud, o a ingerir pastillas ‘milagrosas’ como comúnmente las presentan.

Nace y se hace
Si bien existen factores genéticos que se asocian a la obesidad, en el caso de Luis y Carla, esto no fue así. “En mi casa nadie tiene sobrepeso extremo, ni mi marido, ni yo, ni tampoco mis otros hijos”, explica Moreno, la progenitora de Luis.

La nutricionista Natalia Ramos aclara que la realidad es que en muchos de los casos donde la predisposición genética a la obesidad res alta, si no se dan las condiciones ambientales no se desarrolla la misma. Es clave y fundamental el ambiente donde la persona se mueve, si el ambiente es poco saludable, el individuo con o sin predisposición genética va a desarrollar obesidad con el paso de los años. “Por lo tanto, si me tengo que inclinar por uno, diría que la persona se hace obesa”, dice Ramos.

El presidente de la Sociedad Cruceña de Endocrinología, Juan Efraín Castro, cuenta que en la época de los incas, en el territorio las personas consumían un máximo de 1.000 calorías diarias.
“Hoy basta ver en los mercados cómo la gente, entre las 7:00 y 8:00 se sienta a comer un plato de comida que fácilmente rebasa las 2.000 calorías”, indica Castro.

La competencia es salud

“Motivación y perseverancia” son los dos pasos que, para Castro, la persona que desea bajar de peso debe poseer.

El especialista está seguro de que la mejor forma de bajar los kilos demás es a través de terapias de grupo, donde el individuo se encuentre con otras personas que tienen un mismo fin: bajar de peso.

“Al estar en contacto cotidianamente con otras personas que tienen el mismo problema, los deseos de superar al otro motiva a que se genere una competencia”, dice el endocrinólogo.

Y en eso coincide Luis, que asegura que lo que más le costó cambiar en su rutina era el despertar a las 6:00 para entrenar. No hace ejercicios extremos, simplemente con trotar y llevar una dieta rica en verduras, frutas, algunos carbohidratos y carne, ha logrado llegar a su peso.

Ante los resultados obtenidos de este tipo de terapias, Castro confirma que, junto con otros especialistas, están proyectando realizarlas en el Hospital Municipal San Juan de Dios, donde llegan muchas personas a consultarles sobre su peso.

Recuerda que hace 30 años, las personas que presentaban obesidad eran aquellas que tenían un nivel socioeconómico elevado, pero que la pirámide se ha ido invirtiendo, al menos en los últimos 10 años, por lo que puede ver en sus consultas.

“La mayoría de los pacientes en la consulta pública son de escasos recursos que ya llegan no solo con el sobrepeso, sino que presentan cuadros diabéticos o de hipertensión”, lamenta.

Factores sicológicos

Enojo, miedo o soledad son algunos de los sentimientos que se presentan en las personas que tienden a engordar.
“La soledad invita a que uno tenga conductas compulsivas ya que no se siente juzgado ni observado”, aclara la nutricionista.

Y es como dice Carla. Durante mucho tiempo, debido a su peso, no buscó una pareja. “Cómo podía amar a alguien si yo no me quería”, explica. Entonces se sentía sola y buscaba, según lo que le explicó la sicóloga que le sigue el tratamiento, llenar ese sentimiento de vacío a través de la ingesta de comida.

Tuvo parejas pero al momento de la intimidad, el temor porque la vieran desnuda, ocasionaba que ni siquiera disfrute del momento. “Siempre apagaba la luz”.

Castro va más allá y enfatiza en que la obesidad debe tratarse como una enfermedad crónica. Asegura que trastornos como la ansiedad, la depresión, las personas obsesivo-compulsivas y las bipolares, tienden a padecer de obesidad. “Incluso, algunos necesitan de ayuda siquiátrica”.

Cambiar desde niños

“Me dolió cuando me dijo que su mejor amiga del kínder retó a sus demás compañeras a que no jugaran con mi hija porque era gordita”, relata Evelyn, una madre que decidió ‘intercambiar’ el regalo de su esposo por su cumpleaños a cambio de una dieta para niños con la nutricionista Rita Medina.
Su hija, Miquela (8), cuenta que a sus cinco años, cuando aún no había hecho la dieta, no podía jugar con sus compañeras porque se cansaba mucho.

“Bajó siete kilos en un mes, pero el cambio también fue en mí, porque dejé de cocinar sus gustos y antojos por comida sana”, añade Evelyn.

Medina enfatiza en que la mejor edad para bajar de peso de manera eficaz y sin que cueste mucho es en la niñez. “También se puede en adulto, pero lleva más tiempo cambiar los hábitos”.
Hoy Miquela utiliza talla de ropa acorde a su edad, a sus cinco años, utilizaba talla 12.

En su caso, su madre lamenta que el uso de medicamentos con corticoides, para un principio de asma que tenía cuando nació, haya ocasionado que su hija aumente de peso. “Ahora es una niña más abierta porque antes era cohibida y no era de hacerse amigas”, dice.

Y es en este punto donde coinciden los tres especialistas consultados. Los padres deben prestar atención a la alimentación que les dan a sus hijos, para evitar que en el futuro sufran de baja autoestima y puedan llevar una alimentación ordenada y sana.

“Los hábitos alimenticios los generamos desde que estamos en el vientre materno, lamentablemente por desinformación, comodidad, falta de tiempo o por moda, estamos educando a nuestros hijos de la manera inadecuada, utilizando los alimentos como premio o castigo, permitiéndoles berrinches, obligándolos a comer, etc.”, enfatiza Ramos.

Para Castro sería ideal que un niño aprendiera desde pequeño, la importancia de una alimentación saludable. “Es más fácil y rápido enseñar a un infante, y lo mejor es hacerlo entre los 3 y 5 años. Un adulto también puede cambiar de hábitos, pero esto puede demorar años”, explicó.

Lamenta que la obesidad no sea tomada como una enfermedad crónica, que al igual que la desnutrición, necesita medidas públicas urgentes para evitar que la epidemia siga en aumento.

No existen los milagros

El mercado ofrece una gran variedad de medicamentos que tienen la función de inhibir el hambre, las mal llamadas pastillas ‘milagrosas’.
Si bien existen otros que son utilizados bajo observación médica, si no existe por ejemplo una rutina de ejercicios, a la larga causará lo que los especialistas llaman el efecto rebote.

“La persona debe entender que mientras más prolongado sea su plan de adelgazamiento, más tiempo podrá mantener el peso que desee. El efecto rebote es una realidad”, señala Castro.
Justamente fue por lo que muchas veces Luis y Carla atravesaron y lo que ocasionó que se rindieran. Dietas sin supervisión médica y pastillas que lo único que ocasionaban era que volvieran a sentir el sobrepeso.

“Es tan sencillo y complicado. Lo que debe primar es el equilibrio. Una alimentación saludable es una alimentación equilibrada, que incluye todos los grupos de alimentos en su medida justa”, indica Ramos, que elabora las dietas de los participantes del programa Cuestión de peso.

Carla y Luis coincidieron en que no se han aburrido de lo que Ramos les prepara, pues las verduras y alimentos que normalmente rechazaban se los presenta de una forma agradable a la vista y al gusto. Al igual que Evelyn, quien ahora se da modos para que Miquela coma las verduras y vaya eliminando los dulces de su alimentación.

Sin datos actuales
Si bien no existe una encuesta reciente que informe sobre el crecimiento de la curva de la obesidad en el país, las consultas, tanto en el sector público como en el privado, ha aumentado.

En el caso de Castro, la mayoría de sus pacientes en el hospital San Juan de Dios tienen entre 40 y 60 años.

Los últimos datos de 1999, brindados por el endocrinólogo Douglas Villarroel, da cuenta de que en las mujeres se presenta normalmente entre los 55 a 59 años, mientras que en los varones, entre los 45 a 49 años.

“El boliviano consume un promedio de 3.000 calorías diarias y esta situación tiende a ir aumentando”, dice.

La figura es clara, sí es posible bajar de peso, no todos tienen acceso a una atención privada, pero solo es cuestión de plantearse la necesidad de hacerlo, motivación; y las ganas de llegar hasta el final, perseverancia. Los extremos en la salud no son buenos. No deje que en su vida, la costumbre de ser el ‘gordito’ le pase la factura a su salud





1 comentario:

  1. Lo busco a luisito, por redes sociales y no lo encuentro, es para ver como luce en la actualidad, luego de muchos años desde que termino el programa, alguien sabe con que nombre puedo encontrarlo

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