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martes, 16 de diciembre de 2014

Elba, la embajadora de la gastronomía boliviana

La ganadora del MasterChef se ha convertido en una especie de embajadora de la gastronomía boliviana en Argentina, ya que el ‘fenómeno Elba’ ha hecho que muchos quieran conocer el chuño y el mote en el país austral.

La cocina boliviana ha despertado la curiosidad de nuestros vecinos que han descubierto una deliciosa tradición sazonada ‘a lo Elba’ desde que la hija de migrantes bolivianos ganó el concurso de cocineros amateur preparando platos como la sopa de maní.

La invitada especial de esta casa periodística llegó el domingo a nuestra capital al promediar las 20:30, acompañada de sus padres, Seferino Rodríguez y Margarita Flores y dos horas después vivió uno de los momentos más emocionantes de su vida.

El reencuentro de su tío y su madre, que no se veían hace 40 años, ya que sus progenitores emigraron muy jóvenes a Argentina y perdieron contacto con algunos de sus familiares. “Gracias a la ayuda de personas solidarias mi familia pudo reencontrarse”, dijo la cocinera ayer en
EL DEBER Radio.

La cocinera recibió el Patujú de Bronce por ser uno de los personajes del año de EL DEBER por el área de Escenas. En la ceremonia de entrega realizada en el edificio del Diario Mayor donde derrochó simpatía y sencillez.

La nueva vida de la ganadora
Elba explicó que haber ganado el concurso de cocina le cambió la vida, y aunque continúa trabajando en un hospital de Lomas de Zamora como encargada de alimentos, ahora también dicta talleres de manipulación de suministros y esporádicamente asiste a eventos culinarios para compartir sus conocimientos.

Además, está dedicada a promocionar su recetario, que incluye platos bolivianos y a recopilar fórmulas para un nuevo tomo.
Asimismo, Rodríguez planea realizar distintos proyectos de servicio social ligados a la cocina en la zona donde reside porque le interesa mucho colaborar con los más necesitados.

Buen provecho
La primera vez que Elba probó una sopa de maní en Bolivia fue ayer, a la hora del almuerzo, en el restaurante El Aljibe de Santa Cruz.

Le resultó más cremosa que la que ella prepara y se extrañó que no tuviera fideo macarrón como la que se sirvió con los residentes bolivianos en Buenos Aires.

Y es que la hija de migrantes bolivianos también degustó el ají de lengua y descubrió los sabores de la sopa de hoja de soya, el queperí, el arroz con queso, el jigote y el majao de pato y charque.

“Me gustó todo, pero me encantó el majao de pato”, afirmó con el tenedor en la mano. Así, Elba está cumpliendo uno de sus objetivos, que era conocer cómo saben los platos que ha probado toda su vida, pero en el país de sus padres.

Entremés
La jornada de Elba fue maratónica, ayer visitó algunas radios y canales de televisión para compartir su felicidad y experiencia con su país. “Los sueños se pueden hacer realidad, hay que luchar por ellos”, sostuvo a EL DEBER.

Mientras paseó por la ciudad experimentó el intenso calor y se sorprendió de que Santa Cruz tenga una altura al nivel del mar. También paró el vehículo para comprar chipilo, arvejas y maní confitado.

“Allá inicié un negocio de comida rápida y les hice probar los anticuchos de corazón (res). Quedaron fascinados”, dijo.

Así es Elba, una argentina que ama ser boliviana

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