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martes, 11 de agosto de 2015

Bismar empieza otro baile con la salud de su madre

Bismar Vladimir Balladares Vega tuvo que superar distintas pruebas antes de convertirse el domingo en el primer ganador de Bailando por un sueño (Red Uno).

Con el cheque de Bs 120.000 del premio, confiesa a Sociales&Escenas que el momento más complicado de la competencia fue cuando su compañera famosa, Mónica Ergueta, tuvo que abandonar el concurso por una lesión en el pecho. El soñador de 20 años estaba consternado porque creyó que iba a perder la oportunidad de ayudar a su madre con sus problemas de salud.

“Ese día me enteré de que mi mamá podía perder la vista. Además era el día de mi cumpleaños y tenía que bailar”, relata aún con angustia. Para salvar la situación su profesor, José Luis Galarza, se ofreció a reemplazar a Ergueta como su pareja. “Tener un compañero profesional hizo las cosas más complicadas porque no podía seguirle el paso”, añade.

Polémica

Además, la inclusión de Galarza generó la molestia de los otros concursantes, pues consideraban que era una ventaja. “Pero nosotros nos esforzamos mucho. Y tratábamos de cuidar de no realizar movimientos atrevidos entre nosotros, para no parecer una pareja homosexual, porque no era lo que queríamos transmitir”, afirma el soñador.

“La jaula y bailar con tacones fueron retos muy difíciles”, asevera Bismar, cuya pasión por el baile empezó a los 13 años cuando acompañó a su hermana a sus clases de danza folclórica. “Me encantó ver cómo se expresaban con el movimiento de sus cuerpos”.

Después de suplicarle a su madre ingresó a la escuela de baile de Eugenio Murillo en la ciudad de El Alto. Al año siguiente se destacó tanto, que lo subieron cuatro grados y a los 15 ya dictaba clases a personas adultas.

Su pasión era tal que incluso no se resistió a demostrar sus dotes en el cuartel mientras realizaba el servicio militar.

“Mis camaradas y mis superiores me aplaudían”, asegura con entusiasmo.

Al día siguiente de licenciarse, vio en la televisión que Red Uno llamaba a un casting a bailarines. Fue cuando su madre le confesó que tenía problemas en los riñones y que podría necesitar un trasplante. Ella lo animó a participar para conseguir dinero para el tratamiento.

Apuesta

Bismar dejó de lado su plan de estudiar Electrónica y Telecomunicaciones en la UMSA para ganar el Bailando por un sueño. Tuvo la convicción de ayudar a su progenitora, Genny Carol Vega, de 47 años. Ella ha sufrido violencia doméstica y por su presión alta sufre de problemas con la retina, además de que tiene los riñones deteriorados.

Ahora, con el dinero en la mano regresará a La Paz para que la señora se realice los análisis que necesita. Otro de los objetivos de Bismar es estudiar danza. “Agradezco el apoyo de Bolivia. En especial el de La Paz y El Alto, donde el programa es muy visto. Ahora empiezo otra prueba, ayudar a mi madre”, dice con la misma seguridad con la que entraba a la pista

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