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domingo, 13 de noviembre de 2016

Bolivia tiene listo a su ‘gallo’ para la batalla final



Imaginá esta escena. Más de 20.000 jóvenes de la cultura del hip hop gritan cada vez que escuchan un verso certero, la adrenalina está en ebullición, mientras en el escenario, dos raperos ‘pelean’ con improvisaciones furiosas, estrofa a estrofa, golpe a golpe.

Los gladiadores callejeros solo tienen un micrófono y la rapidez mental para hacerse del premio de la Final Internacional de la Red Bull Batalla de los Gallos.

Este mismo acto se repetirá hoy, desde las 19:00, cuando se desarrolle la décima edición de la competencia de freestyle más prestigiosa de habla hispana. Y entre los 16 MC participantes hay un boliviano, Shadow, un paceño de 21 años, estudiante de Sicología, que tiene los cachos afilados. Ernesto Luis Olmos Núñez es el hombre que está detrás de la chapa y ya se encuentra en Lima compartiendo con los otros competidores.

De calle
Desde la capital peruana, donde también está presente Sociales&Escenas, el ‘gallo boliviano’ dice que su fortaleza es su saña. “No me caracterizo por ser gracioso, lo mío es ir al choque”. El MC define su estilo como “duro”, pues no se concentra en las melodías, sino en las palabras bien conectadas.

“Me siento presionado y motivado para mostrar un buen nivel”, confiesa el artista que curte sus rimas hace ocho años en las calles a más de 3.600 metros sobre el nivel del mar. Shadow ganó el derecho de llevar la escarapela nacional en las batallas que Red Bull organizó a mediados de año. “Antes de llegar acá practiqué una hora por día”, señala.

Cuando le preguntamos, cuáles son los rivales más complicados de la competencia, no sorprende que nuestro compatriota responda: Aczino (México) y Arkano (España). Dos verdaderas bestias de este arte.

El primero llega a su tercera final consecutiva convertido en una celebridad y el segundo tiene las credenciales más pesadas de la competencia, ya que es el actual campeón defensor y viene de superar el récord mundial de improvisación de rap al rimar durante 24 horas, 34 minutos y 27 segundos descansando apenas tres segundos consecutivos cada hora. Pero el boliviano, está listo. “Voy a dar lo mejor de mí”, afirma


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