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jueves, 28 de agosto de 2014

Calle 7, lo nuevo en entretenimiento

¿Qué le queda al espectador común? O dicho de otra manera, ¿Qué le brinda Calle 7 al televidente que busca refugio en su casa a las 10 de la noche, después del estrés de su propio “reality life”? La televisión cumple tres roles fundamentales: educar, informar y entretener. Para emitir criterio acerca de la producción Calle 7 (Unitel) vamos a apartarnos de los dos primeros.
Las propuestas de entretenimiento han adquirido una dinámica relevante. Pareciera que las han superado el desgastado eje de atención: la belleza femenina.
Calle 7 permite al televidente desconectarse de su cotidianidad y centrar su atención en una competencia entre jóvenes de entre 18 y 24 años, por un trofeo de Bs 50 .000.
Las luces, el glamur, impactan, crean adeptos. En ese sentido la producción no ha escatimado esfuerzos ni criterios para seleccionar un grupo heterogéneo de participantes que encaja en esos cánones, pero sin añadidos destacables.

No deja de sorprender la selección de los conductores, tienen una imagen bien labrada en el “entertainment televisión”, pero potencialidades que pueden ser explotadas en propuestas más maduras. El plano estético es profesional, pero los simpáticos uniformes de los participantes contrastan radicalmente con los vestuarios ortodoxos de los conductores.
Finalmente la estrechez del plató hace que las cámaras capten, en segundo plano, público apagado esto no contribuye al prometido despilfarro de “adrenalina”. Démosle tiempo al tiempo


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