Calle 7 y siete calles

Calle 7, un exitoso programa de la TV chilena, tendrá su réplica aquí y eso se veía venir porque otra temporada de imitadores ya parecía aburrida, y están de moda, más que cantantes, los deportistas que corren y hacen zumba con el médico Douglas Villarroel o hacen crossfit, y los ciclistas que en varios grupos promueven ese otro estilo de vida, nada bohemio, aunque en casos extremos resulta dañino si en pocas semanas se quiere aumentar musculatura y quemar grasa a punta de inyecciones y polvos de dudosa inocuidad.

Es decir que las pantallas en horario estelar estarán dominadas por atletas, mujeres y hombres, divididos en dos bandos para superar pruebas de resistencia física y habilidad. Y habrá protagonistas como el popular Chapu. En todo eso pensaba cuando imaginé un programa llamado Siete Calles, en el que los competidores, sin necesidad de pasar por el filtro del “casting” mostraran sus rollitos o los huesillos y sus músculos en descanso, en la prueba de ingresar al Siete Calles en hora pico.

Lo primero sería esquivar los micros en su propia carrera y luego acometer el gran desafío de atravesar una franja peatonal libre. Una vez en tierra firme, o casi, si las losetas están en su sitio y se encuentra una acera decente, sin obstáculos, basura, ni vendedores, hacer lance a los llamados “lanceros” y “escapistas” aficionados a carteras y celulares ajenos y, en caso de ser alcanzado por alguno, poder correr tras él, mientras la gente solo mira. ¡Un reality real!.