lunes, 2 de febrero de 2015

Wualdy Leaños perdió peso y ganó vida

A sus 37 años, Wualdy Leaños se propuso soñar, y ese objetivo lo trajo de vuelta a la vida. Y no, no es exagerar. En los últimos 12 meses, el ganador de la primera temporada de Cuestión de peso (Red Uno) no solo perdió los 70 kilos que se interponían en su camino, sino que encontró una nueva vocación y, sin quererlo, se convirtió en el portador de un poderoso mensaje: que sí se puede.

Este auxiliar de oficina no supo en qué momento la comida se apoderó de su rutina y le arrebató lo que más le gustaba: entrar a la cancha a patear la pelota. “Me perdí. Trabajaba como taxista y eso también me jugó en contra porque, como decía mi esposa, yo conocía todos los ‘canastos’ de la ciudad”, cuenta. Para ‘protegerse’ de los comentarios, Wualdy se tomó la obesidad con humor: en su grupo de amigos era el primero en reírse de sus 140 kilos de peso, esos que lo hacían roncar, ahogarse y que provocaron una prediabetes y por poco una cirrosis.

Cuando se anunció la llegada de Cuestión de peso a Bolivia, el padre de cuatro jóvenes no dudó en presentarse al castin. Para ello, contó con el apoyo de su jefe, Juan Carlos Zurita, de sus colegas y, por supuesto, de sus familiares. “Me levantaba a las 5:00. En mis ratos libres, entre el desayuno y el entrenamiento, iba a trabajar. En las noches también lo hacía, así que llegaba muy cansado a mi casa”, recuerda. Pero todo su esfuerzo valió la pena porque el 2014 fue, de lejos, el mejor año de su vida.

Quienes siguieron el reality conducido por Ximena Zalzer fueron testigos de todo el tratamiento, que incluyó un régimen alimenticio, un programa de entrenamiento, terapia sicológica y chequeos médicos continuos. Los televidentes también estuvieron pendientes de su abdominoplastía (cirugía en la que le removieron tres kilos de piel), del momento en que desfiló en la graduación de su hija María Alejandra y, por supuesto, de su consagración como ganador, por decisión del panel conformado por ‘Nati’ Ramos, ‘Nati’ Céspedes, Andrés Menacho, Marco Ortiz y Eva Ágreda.

El cambio
En total, Wualdy adelgazó 70 kilos. “Es como si me hubiesen partido por la mitad”, bromea, y confiesa que aún tiene que mirarse dos veces al espejo porque no se reconoce. Y, de hecho, varios de sus amigos tampoco.

En el proceso de transformación, el apoyo de su familia fue fundamental. Su esposa, María Isabel Saucedo, lo acompaña a caminar y ya ha perdido cinco kilos. En su heladera no faltan la gelatina light, las frutas y las verduras, y aunque empezó con buen pie su primer día fuera del programa, admite que, con cautela, se dará sus permitidos: desea el churrasco, el revuelto de hígado y los fritos.

La TV también lo ayudó a descubrir una nueva vocación, ya que analiza la posibilidad de convertirse en preparador físico. Con el premio que recibió (Bs 20.000) quiere comprar una vagoneta con tres hileras de asientos y, por si fuera poco, ya empezó a jugar fútbol nuevamente. “Hago cosas que no hacía ni cuando tenía 20: hace poco corrí 21 km en 2 horas, y ya no tengo problemas de salud, soy otro”, desvela.

Ahora que salió del anonimato, Wualdy quiere compartir su vivencia e inspirar a los demás. “Es tan desgraciada esta enfermedad que tenés que combatirla toda la vida. Un drogadicto puede dejar el vicio, pero un obeso no puede dejar de comer. Para cambiar, no hay que esperar al lunes”, dice con una contundencia que motiva

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